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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

Los biólogos detectan nuevas bacterias que podrían causar la mortandad de las almejas

Los biólogos detectan nuevas bacterias que podrían causar la mortandad de las almejas

Un grupo de investigadores de la Facultad de Biología de la Universidade de Santiago de Compostela ha descubierto la existencia de nuevas especies de bacterias, que en algunos casos podrían tener relación con la mortandad del marisco. 
Éste es el resultado de un trabajo que inició hace tres años un equipo de seis biólogos de la Universidad compostelana con el apoyo del Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) de Corón (Vilanova) y de varias cofradías gallegas, entre ellas la de Carril, en Vilagarcía.
Los investigadores están especializados en las patologías que afectan a la acuicultura, y tras el análisis de las muestras de almeja que les remitieron desde las cofradías identificaron varios tipos de bacterias presentes en las mismas. 
Unas de estas bacterias son denominadas por los científicos “tipo Rickettsia”, y se trata de organismos intracelulares, pues viven dentro de las células de los animales que infectan. Los expertos consideran que podrían ser uno de los factores que causan la mortandad del marisco.
Además, este tipo de bacterias puede estar presente en un número muy elevado de almejas, puesto que los investigadores llegaron a ver muestras en las que el cincuenta por ciento de este molusco bivalvo portaba la bacteria Rickettsia. 
El coordinador del proyecto es el profesor Jesús López Romalde, y explica que en la actualidad es difícil determinar a ciencia cierta qué porcentaje de la mortandad de almeja fue provocado por el microorganismo.
Esto es así porque cuando los mariscadores encuentran los ejemplares muertos, a menudo quedan tan sólo las conchas, con lo que es imposible hacer analíticas de la vianda. Pese a todo, los investigadores entienden que “existe una cierta evidencia de una menor productividad en los bancos marisqueros afectados por este tipo de bacterias”.

Una especie desconocida

Es la primera vez que se realiza en Galicia un estudio en profundidad sobre este tipo de organismos intracelulares capaces de infectar las almejas, y para ello los biólogos reciben muestras de almeja fina y japónica cedidas por los pósitos gallegos.
Los biólogos realizaron un análisis genético de la bacteria tipo Rickettsia, y ahora tratan de aislarla en laboratorio, ya que en la actualidad todavía no es posible cultivar células de almeja in vitro. Según las primeras hipótesis, las bacterias detectadas hasta ahora podrían pertenecer a una especie de Rickettsia diferente a las conocidas hasta el momento, con lo que se trataría de una variante que afectaría sólo a la almeja y no a los demás moluscos.
La finalidad de esta investigación es determinar en qué grado afectan estos organismos microscópicos a la vida de la almeja. De ese modo, en un futuro se podrían diseñar estrategias para evitar que se extienda la infección entre las poblaciones de almeja gallega.

Cuidado con las resiembras

Los responsables de este proyecto todavía tienen un largo camino por recorrer. Una de las incógnitas que a día de hoy todavía no se puede despejar es por qué se producen “plagas” de la bacteria tipo Rickettsia. A este respecto, Jesús López Romalde opina que es probable que se deba a una conjunción de varios factores, tanto ambientales como relacionados con la acción humana.
Tampoco resulta fácil plantear las medidas que podrían aplicarse para controlar estas enfermedades. López Romalde indica que eso sería relativamente viable en una instalación cerrada, “donde es posible hacer un tratamiento del agua, controlar la calidad del alimento que se le da a los moluscos o la densidad del cultivo en los tanques, entre otros muchos aspectos, pero en el medio natural este control no es posible”.
No obstante, los investigadores sugieren una serie de medidas que se cree que podrían ser beneficiosas para evitar la proliferación de esta bacteria. El profesor que coordina el proyecto admite que, en algunos casos, se trata de acciones que van en contra del rendimiento a corto plazo de los bancos marisqueros y de los viveros de cultivo.
Así, López Romalde apunta en primer lugar a un mayor control sobre las poblaciones de almeja, y sugiere a los profesionales que eviten las resiembras excesivas, para reducir la densidad de marisco presente en los bancos. Otra propuesta de los investigadores pasa por ser muy cautelosos con los traslados de marisco de unas zonas a otras. 
A este respecto, López Romalde explica que si se traslada almeja de una zona donde la mortandad es elevada a otra donde no se detecta tanta, es probable que al final los niveles de muerte del marisco se parezcan mucho en las dos playas.


Fuente: Faro de Vigo

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