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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

Los parquistas exploran vías para revalorizar la almeja de Carril

Los parquistas exploran vías para revalorizar la almeja de Carril

Si el mejor marisco del mundo es el gallego, la mejor almeja es la de Carril. Así lo ha establecido la tradición, hace ya años, y así sigue instalado en la conciencia de los consumidores de toda España. Sin embargo, pese a estar el producto revestido de esa pátina de calidad y buena mesa, los precios de la almeja cultivada en Carril no reflejan su estatus en los mercados. ¿Por qué? Para contestar a esa pregunta, la agrupación de parquistas está elaborando un estudio que deberá guiar la estrategia a seguir para mejorar la comercialización del bivalvo.

El misterio de los precios. La calidad del marisco gallego hizo que, durante muchos años, por él se pagasen precios elevados. «Sin embargo, desde 2007 se aprecia un debilitamiento continuado de su precio en lonja». La crisis hizo acto de presencia y los productores se encontraron desarmados para hacerle frente. Los precios cayeron en picado en las rulas -y siguen cayendo- sin que los medios tradicionales para la regulación de los mismos -sean las cotizaciones de retirada, sea la suspensión de la extracción- sirviesen para impedirlo. Sin embargo, «en los mercados mayoristas como Mercamadrid o Mercabarna, los precios se han venido manteniendo anómalamente estables». Ese hecho, dice el estudio elaborado por los parquistas, pone de relieve «la posición de los mayoristas sobre los productores y su capacidad de presión para imponer su poder en la cadena comercial».

El enemigo viene de fuera. El informe elaborado por encargo de los parquistas cita en varias ocasiones las importaciones de almeja como uno de los principales problemas a los que debe hacer frente el sector. Según recoge ese documento, «las importaciones efectuadas a través de las aduanas gallegas de almeja procedente de Italia y Portugal, principales países exportadores, han aumentado en el primer semestre del 2012 un 50 % con respecto al mismo período del año anterior». Mucha de esa almeja se comercializa luego en los grandes mercados aprovechando la buena imagen de la almeja de Carril.

Varios frentes. Para cambiar esa situación, se aboga por una cooperación intensa entre la agrupación de parquistas y la cofradía, incluyendo también en ese frente a las depuradoras y a las pequeñas empresas de transformación. De esa forma se crearía una suerte de «organización interprofesional». Sobre esa base se podría avanzar en una doble dirección. Por un lado, dotando a la almeja de Carril de una marca de calidad propia que debería ser «promocionada y protegida». Por el otro, «poniendo puestos comerciales propios en Mercamadrid y Mercabarna, lo que puede permitir ejercer un mayor control sobre el etiquetado y el proceso de comercialización en su conjunto».

Los obstáculos

Un sector caótico. En el capítulo de las «amenazas y debilidades» a las que debe hacer frente el sector figura la «revisión del régimen de concesiones administrativas» en marcha. El nuevo decreto «introduce una gran incertidumbre en la actividad, convirtiéndose en un elemento desincentivador de la misma». «Resulta inexplicable la actuación de la administración autonómica, al abrir un conflicto gratuito en uno de los principales centros productores del marisqueo gallego». Poner orden en los parques es fundamental para poder pensar en llevar a cabo acciones tendentes a conseguir un nuevo papel en el terreno de la comercialización, y para poder, en palabras del presidente de los parquistas, José Luis Villanueva, «plantarlle cara aos abusóns» que se quedan con márgenes de beneficio que corresponderían a los parquistas.

La puntilla

Cambios en el etiquetado. También procedente del ámbito de la comercialización surge otra amenaza para el sector de los parquistas: «A propuesta de los parlamentarios del PP en Europa, se está planteando que el etiquetado del marisco que se comercialice en los mercados europeos no indique el lugar de origen. Obviamente, esta iniciativa representa una concesión a los grandes grupos», tanto de la conserva, dicen, como de la depuración. Por contra, esa propuesta «perjudica notablemente a los mariscadores locales, pues la obligación de establecer el lugar de origen en el etiquetado supone su mejor herramienta para negociar con los intermediarios».

Fuente: La Voz de Galicia

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