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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

MAQUIAVELISMO CLIENTELISTA

Los parquistas de Carril estamos llegando al límite de nuestra paciencia, debido a la permanente inquina que está caracterizando en los últimos tiempos la relación de la Consellería do Mar con el propio sector. Primero ha sido la derogación del consensuado decreto del 91 y la elaboración de un nuevo y unilateral decreto referente a la reordenación de los parques de cultivo, aún hoy pendiente de su promulgación. Después, la promulgación en julio del pasado año de otra orden, referente a la nueva tabla de tallas del marisco que se cría en los parques. Y si todo ello fuera poco, la siempre recurrente e interesada polémica de las varas que sirven de referencia a nuestros parques y que dicen que afean nuestras playas. Al igual que si de una maldición divina se tratase, da la impresión de que para la Conselleira Rosa Quintana y para el Secretario Xeral Juan Maneiro, cualquier legislación expresamente dirigida y promulgada para asfixiar a los parquistas de Carril les parece buena pero insuficiente y prueba de ello es que por más que se les ha solicitado, nunca han accedido a entrar en un diálogo participativo con los representantes legales del colectivo, con el fin de encontrar soluciones unánimes. Sobre el nuevo decreto de reordenación de los parques ya hemos manifestado hasta la saciedad nuestro rechazo tildándolo de innecesario, puesto que empeora sustancialmente el actual,  en vigor desde el 91. En cuanto a la nueva orden de tallas únicamente la vemos útil para hundir económicamente a los parquistas y finiquitarnos. La nueva tabla de tallas hace inviable el sostenimiento económico de un parque de cultivo ante las inclemencias del tiempo, como las del pasado invierno, o ante los infortunios biológicos propios del mar, en donde la nueva tabla de tallas iría de la mano del viejo refrán popular del hortelano: ni se puede vender el marisco de talla pequeña, ni se puede salvar al conjunto de todo el marisco del parque de cultivo de una más que segura mortandad. Además de no ser por la adversidad a la que acabamos de aludir, los parquistas son los primeros en tratar de vender los bivalvos de sus parques en el momento en el que adquieren la mejor calidad, porque entre otras razones de ello depende su negocio. No estamos hablando de proteger  a especies como el lince ibérico, las ballenas, la sardina o el oso pardo de los montes asturianos que se reproducen siguiendo las pautas de la naturaleza. Estamos hablando de una producción industrial controlada biológicamente y que implica una fuerte inversión en semilla por parte de los parquistas. Quizás la cuestión se entendería mejor si apelásemos al ejemplo de las granjas de pollos o al de las piscifactorías. En ellas no tiene sentido proteger la reproducción, porque se manipula y planifica ponderadamente por el hombre. En cuanto al asunto de las varas que según algunos afean el “sky line” de nuestras costas, tenemos que recordar que siempre hemos manifestado nuestra mejor predisposición en negociar con la administración, así como con todas las partes interesadas, con el objeto de llegar a una solución que satisfaga a todo el orbe. Así que exhortamos a la administración, a los colectivos que dicen sentirse afectados y a algún que otro medio de comunicación radiofónico, a que desistan de azotarnos periódicamente con la vara y a que dejen de “dar la vara con la vara” y a que reorienten todo su esfuerzo en buscar una fecha que nos emplace a todos a una reunión, con el fin de encontrar una solución razonable y alternativa a las controvertidas varas. Pero no debemos equivocarnos, la señora Quintana y el señor Maneiro desde sus respectivos cargos en la Xunta, no legislan con el afán de proteger a los bivalvos de nuestros parques que poseen una pequeña talla, ni tienen un acuciante interés por reordenar los parques de cultivo de Carril, que por otra parte llevan más de veinte años esperando a que concluya el desarrollo del decreto del 91, ni tampoco les importa un comino el afeamiento o no que puedan producir las varas de los parques. Por otro lado tampoco es casual que todos los demonios concurran a la vez y en el mismo lugar. Porque no debemos olvidar que toda la batería de medidas legislativas promulgadas recientemente por la Consellería do Mar, afectan casi en un cien por cien a los parques de cultivo de Carril. Lo que le preocupa realmente a estos mandatarios de la Xunta son dos cuestiones: impedir a toda costa que los parquistas puedan mantener una total independencia en el desarrollo del ciclo productivo de los bivalvos de sus parques y subyugar a los parquistas a un clientelismo político haciéndose con el control de las cofradías y de las agrupaciones profesionales del sector. La iniciativa de algunos parquistas de constituir una empresa (INPROCAR) para el cultivo de semilla de almeja autótona, ubicándola en el espacio marítimo comprendido  entre punta de Couso y punta Corbeiro, en la localidad de A Graña en la población coruñesa de Ribeira, en unas aguas protegidas de la contaminación por la Red Natura Europea 2000, fue truncada contundentemente por Juan Maneiro, negándoles a los parquistas las subvenciones prometidas y que tenían por objeto protegerse de la contaminación producida por otras empresas instaladas en la zona. Y debemos resaltar que en alguna de estas empresas con anterioridad había trabajado como gerente el  propio Maneiro. La semilla criada en aguas puras gallegas es el origen de la trazabilidad y de la denominación de origen que nunca ha alcanzado Carril con sus almejas. Significa poder refrendar oficialmente una marca para poder competir con ella en el mercado. Hoy por hoy cualquier almeja de España es catalogada como almeja de Carril. En cuanto a las depuradoras, decir que no han dejado de presionar a la Xunta, para que su hegemonía en el negocio del molusco nunca pueda ser sustituida por la del sector primario. También resaltar que la Consellería do Mar, amparándose en el razonamiento de que es deseable que en todas las cofradías gallegas se celebren elecciones a la vez, está permitiendo que en la mayoría de ellas se haya rebasado el fin del mandato en más de tres años. Una situación antidemocrática que ya ha sido sancionada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia a instancia de los parquistas de Carril. El control político sobre cofradías y agrupaciones es una máxima que ilumina claramente en su quehacer a Quintana y a Maneiro. Por último concluir diciendo que los intereses económicos de los sectores próximos al PP como los de las depuradoras, así como los propios intereses políticos del Partido Popular, se anteponen sin escrúpulos a los legítimos intereses de las familias de los parquistas, sin reparar en que estos últimos constituyen uno de los sectores productivos más importantes de la ría de Arousa y que proporcionan una importante ocupación laboral.

 

 Tampoco estos dos mandatarios tienen reparo alguno a la hora de legislar de espaldas a los parquistas y sin preocuparles lo más mínimo la grave recesión económica que pende sobre nuestras cabezas, así como la de todos los españoles.

 

 

 

 

 

 

 

 

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