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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

El alcalde insta a la cofradía de Carril y a la Consellería do Mar a hacer las paces

El alcalde insta a la cofradía de Carril y a la Consellería do Mar a hacer las paces

Tomás Fole declara en la Festa da Ameixa que "tiene que haber diálogo y confianza por el bien común de este tesoro" »A mediodía se despacharon más de 4.000 raciones

Carril celebró ayer por todo lo alto la primera edición de la Festa da Ameixa reconocida con el distintivo de Festa Galega de Interese Turístico. La alameda se llenó de gente desde mediodía, y a las 13 horas la cola de comensales que esperaban a comprar los tiques ya llegaba casi a la rotonda de la carretera autonómica. Mientras, no era fácil encontrar sitio en las mesas dispuestas bajo la carpa situada tras la lonja, y los que no querían esperar tenían que conformarse con los puestos de la alameda que se quedaron sin sombra.

Desde el punto de vista institucional, la comisión organizadora entregó la Ameixa de Ouro al comandante de la Comandancia Naval de Vigo, José Ángel Chans Ferreirós, en agradecimiento por las gestiones realizadas para llevar a cabo la parada militar de julio pasado; la directora de la Axencia de Turismo de Galicia, Nava Castro, fue investida Dama da Ameixa; y el capitán marítimo de Vilagarcía, Manuel Martínez Calvo fue nombrado nuevo Cabaleiro de la Orden.

En su discurso final, el Cultivador Maior (que es siempre el alcalde de Vilagarcía), Tomás Fole abogó por hallar "un punto de encuentro" entre los productores de la almeja y los órganos reguladores. "Tiene que haber diálogo y confianza mutua por el bien común de este tesoro", manifestó Fole en referencia al profundo distanciamiento entre un sector de la cofradía y de los parquistas de Carril y la Consellería do Medio Rural e do Mar, y que volvió a quedar plasmado por la ausencia institucional en la fiesta de los máximos dirigentes de este órgano de la Xunta, como son la conselleira Rosa Quintana y el secretario xeral Juan Maneiro.

Otros homenajeados ayer fueron la empresaria vilagarciana Sofía Beiras (almeja de plata), Cristina Eiras Leal (parquista más joven) y Ramón Trigo Fernández (Parquista de Honra). El pregón, que arrancó más de un aplauso del público, corrió a cargo de la actriz, clown y pedagoga Isabel Risco.

Almeja "cara"

Los carrilexos celebraron así una nueva edición de la fiesta rodeados de miles de personas procedentes de otros puntos de la comarca y de turistas que han querido hacer durante sus vacaciones una escala en la población que pasa por producir la mejor almeja del mundo. A falta de cifras oficiales, que la cofradía no pudo facilitar a media tarde de ayer, se estima que durante el turno de mediodía se despacharon unas 4.000 raciones, algo más que otros años.

Una vez más, la fiesta culmina un año que ha vuelto a ser especialmente complicado para muchos productores debido a las intensas lluvias del invierno, que provocaron una mortandad de almeja muy elevada en las zonas más próximas a la desembocadura del Ulla debido al exceso de agua dulce.

Una situación que provocó un ligero incremento del precio de las raciones con respecto a los años precedentes, situándose en esta ocasión en 10 euros. "Lo cierto es que la almeja está cara, pero hace unos días podía comprarse en la plaza a 14 euros el kilo, así que igual se podía haber hecho un esfuerzo y mantener la ración a 9 euros", manifestaba ayer un vecino de la localidad que acude desde hace muchos años con sus amigos y familiares a tomar el marisco en la alameda. El precio de la ración incluía el pan, que muchos guardaban como oro en paño para mojar la salsa de las almejas una vez terminadas éstas, y el plato conmemorativo de la que ha sido la 22 edición.

La fiesta de este año tuvo algunas novedades, como la de hacerla coincidir con los días grandes de San Roque en Vilagarcía, o la de mantener abierta la cocina hasta la noche, lo que hizo que algunos optasen por disfrutar de la almeja a horas en que no había tanta acumulación de gente.

Los coches aparcados llegaban a la rotonda de la circunvalación

A mediodía había que armarse de mucha paciencia para poder comer, tal fue la afluencia que se registró en la alameda desde primera hora. Una paciencia que empezaba a la hora de aparcar, pues si bien los más madrugadores pudieron dejar el coche en la avenida Rosalía de Castro, los que optaron por llegar a Carril pasado el mediodía tuvieron que dar bastantes más vueltas. Al quedar cerrada al tráfico la zona de la alameda y del puerto, muchos optaron por probar suerte por las callejuelas del casco viejo, mientras que otros optaron por no complicarse la vida y siguieron la carretera de Santiago hasta encontrar un sitio libre. Tanto es así que la fila de coches estacionados llegaba hasta la rotonda de la circunvalación norte.

Fuente:Faro de Vigo

 

 

 

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