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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

Los guardapescas de las cofradías reclaman más apoyo para luchar contra el furtivismo

Los guardapescas de las cofradías reclaman más apoyo para luchar contra el furtivismo

Tienen que vigilar millones de metros cuadrados y enfrentarse a personas que los insultan, amenazan e incluso agreden - En ocasiones se sienten amedrentados y ninguneados -El sector pide más apoyo a la Administración

 

Los vigilantes de las cofradías de pescadores constituyen una herramienta fundamental para mantener vivo el sistema extractivo en las rías gallegas. Aunque a veces se sienten amedrentados por los furtivos y en ocasiones se ven obligados a actuar en solitario y absolutamente desbordados, ellos se encargan de plantar cara a los ilegales. 

 

Objeto de todo tipo de amenazas, insultos y agresiones, los guardapescas o guardas rurales reivindican mayor apoyo a las cofradías de las que forman parte, y éstas, por extensión, reclaman más implicación a las Administraciones públicas, ya que el trabajo de los hombres y mujeres que vigilan los bancos marisqueros y pesquerías resulta esencial no solo para preservar el sistema actual de explotación, sino también para mantener la paz en las rías. 

 

Es cierto que tienen el respaldo de Gardacostas de Galicia, Policía Autonómica, Guardia Civil y, en algunos municipios, de la Policía Local, siendo estos los cuerpos que suelen llevarse todo el mérito en la lucha contra el furtivismo. 

 

Pero aunque puedan pasar desapercibidos en demasiadas ocasiones, los guardapescas están ahí, al pie del cañón, de día y de noche. 

 

Y no solo vigilando las autorizaciones marisqueras de cada pósito para tratar de erradicar la lacra del furtivismo, sino también controlando las zonas de libre marisqueo, tratando de garantizar que los mariscadores se ajustan a los topes establecidos y, en definitiva, contribuyendo de manera decisiva a que el engranaje de la pesca y el marisqueo en Galicia siga funcionando. 

 

Todo ello a pesar de que son muy pocos, como lo demuestra el hecho de que a una cofradía con 400 o 500 socios y cuatro o cinco millones de metros cuadrados de superficie productiva a su cargo pueda tener entre seis y ocho vigilantes. 

 

Se antoja una cifra muy limitada, máxime cuando no todos trabajan a la vez, ya que hay que respetar sus horarios de trabajo y demás condiciones laborales. 

 

En Vilanova, por ejemplo, disponen de siete efectivos para vigilar zonas como Aduana, Rego do Alcalde, Esteiro de Vilamaior, A Corbala, Punta Basella y As Sinas. 

 

Como los guardapescas de Carril deben controlar A Fangueira y los de Vilaxoán deben hacer lo propio en bancos como Punta Ferrazo, Borreiros, Corón, Rial, Saíñas, O Preguntoiro, Canelas y Castelete. 

 

Aún así, trabajando bajo mínimos, unos y otros deben custodiar los bancos marisqueros de cada cofradía enfrentándose a veces a amigos e incluso familiares que ejercen como furtivos. 

 

"Podemos encontrarnos gente ilegal a la que tenemos que llamar la atención, identificar y/o denunciar aunque unas horas antes o al día siguiente coincidamos con ellos en los mismos bares o en el parque infantil, junto a nuestros hijos", explica uno de los vigilantes. 

 

"Es un trabajo duro, a veces muy desagradable, y más aún cuando te encuentras a furtivos organizados que no tienen miedo a nada y no dudan en amenazarte e incluso agredirte", apostilla su compañero de turno. 

 

Otro indicen en que la de guardapescas "es una profesión de alto riesgo", y la mayoría espetan que la Consellería do Mar "tiene que invertir más en vigilancia, apoyando a las cofradías para que puedan contratar a más gente". 

 

Es un argumento expuesto también hace unos días por la Asociación Profesional de Autónomos del Mar (Aproamar), que pronostica "un futuro nada halagüeño para el mantenimiento y supervivencia de la sostenibilidad de las cofradías" si éstas no reciben el respaldo de la Consellería do Mar en labores de vigilancia y asistencia técnica. 

 

Saben en dicho colectivo que "la lacra del feroz furtivismo pone en jaque continuo y permanente, casi impunemente, no solo las economías de miles de mariscadores en Galicia, sino incluso la salud alimentaria de los ciudadanos que acceden a productos sin las garantías sanitarias pertinentes". 

 

De ahí que consideren a los guardas rurales fundamentales para la protección de zonas marítimas y marítimo-terrestres sensibles. 

 

Esto lleva a Aproamar a incidir en que la Consellería do Mar, "que de un modo u otro les ordena, manda y dirige", debe asumir los costes de esos vigilantes e incluso hacer todo lo necesario para incrementar su número mediante la concesión de las subvenciones necesarias. 

 

"La ruina"

 

En caso contrario, y en ello abundan también diversos patrones mayores de la ría de Arousa, resultará "del todo inviable" que las cofradías puedan sostener económicamente a los vigilantes, lo cual abocará al sector "a la ruina". 

 

Si no se amplía el número de vigilantes, si se mantiene como está, y, sobre todo, si se reduce o es preciso modificar a la baja sus condiciones salariales, se generará de forma inmediata "un aumento del furtivismo" que redundará "en perjuicio de la sostenibilidad de los recursos pesqueros y marisqueros de Galicia", reflexionan tanto los patrones mayores como Aproamar. 

 

Lo que está claro es que los vigilantes de los pósitos, lógicamente en colaboración con Gardacostas, Policía Autonómica, Guardia Civil y Policía Local, contribuyen a "mantener el equilibrio en la explotación racional de los recursos y la obtención de rentas dignas de trabajo para miles de personas". La pregunta que se hace el sector es: "¿Qué pasará sin ellos?".

Integración en Gardacostas

Una de las propuestas que están sobre la mesa para tratar de lograr mayor eficiencia en la lucha contra el furtivismo pasa por la integración de los guardapescas de las cofradías en el servicio de Gardacostas de Galicia, dependiente de la Consellería do Mar. Es una idea en la que abundan entidades como Aproamar, donde señalan que "la paulatina integración y subrogación del personal de vigilancia de las cofradías en el servicio de Gardacostas puede garantizar la estabilidad y permanencia del empleo de dichos profesionales", además de liberar a los pósitos del abono directo de sus salarios y cotizaciones a la Seguridad Social. Es una demanda de integración que se hace extensiva para los biólogos y/o encargados de las asistencias técnicas de las propias cofradías, buscando su adscripción "a los distintos organismos públicos dedicados a la gestión racional y eficaz de los recursos, al control de la calidad del medio marino y la aplicación de las disposiciones legales en materia de control técnico-sanitario de los productos do mar".

Una peligrosa labor que se complica todavía más cuando los episodios de bajamar son acusados

 

La lucha contra el furtivismo es siempre complicada e incluso puede resultar peligrosa para los guardapescas. Mucho más aún cuando se trata de vigilar los bancos marisqueros y, sobre todo, cuando los episodios de bajamar son pronunciados. 

 

Las llamadas mareas vivas o "secas", que facilitan la actividad de los mariscadores y la limpieza de sus bancos, también dejan al descubierto zonas especialmente apetitosas para los furtivos, y eso obliga a los vigilantes de los diferentes pósitos a redoblar esfuerzos, siendo más probables los encontronazos con los ilegales. 

 

Y este año se registrarán mareas vivas verdaderamente importantes. Hay que tener en cuenta que puede considerarse una buena "seca" cuando el nivel del mar desciende por debajo de los 0,40 metros sobre lo que se conoce como línea de bajamar escorada, produciéndose las más llamativas cuando el nivel del mar se sitúa en los 0,10 metros. 

 

Y esto ocurrirá, por ejemplo, el 20 y el 21 de febrero entre las diez y las once de la mañana, como también a mediados de marzo y el 31 de agosto. En este último caso con un agravante, como es que la bajamar tendrá lugar a eso de las 23.52 horas, y ya se sabe que cuando las "secas" llegan de noche los furtivos se animan todavía más a esquilmar los bancos marisqueros. 

 

Los 0,10 metros sobre la línea de bajamar escorada se alcanzarán, igualmente, pasada la medianoche del 2 de septiembre y al filo de las once de la noche de los días 28 y 29 del mismo mes. 

 

Y habrá otras jornadas en las que prestar especial atención al furtivismo, con el nivel del mar situado en 0,20 metros, como por ejemplo el día 22 del mes en curso, el 19 de abril y el 3 de agosto.

Un problema que se detecta en toda la ría arousana

Os Lombos do Ulla y algunos de los bancos marisqueros de la cofradía de Cabo de Cruz, junto con otros en A Pobra y Rianxo, pueden diferenciarse como los más conflictivos de la ría. Barraña, el río Coroño, Carragueiros, Ladeira do Chazo, Mañóns y A Torre son solo algunos de los lugares donde los furtivos actúan con más intensidad y donde, en ocasiones, se emplean con más dureza contra los guardapescas, siendo muchos los conflictos verbales y físicos que se registran durante todo el año. Pero en realidad el furtivismo es un problema que salpica a toda la ría, como se constata en O Sarrido, la ensenada de A Toxa, O Bao o Castelete, sobre todo en lo que se refiere al marisqueo. Aunque como se indicó en otras ocasiones también afecta a la pesca, de ahí que además de controlar los bancos productivos los guardapescas deban vigilar el manejo de todo tipo de aparejos.

La viabilidad de los pósitos

Aproamar insiste en la necesidad de establecer medidas de apoyo a las cofradías para que puedan mantener e intensificar las labores de vigilancia. Se trata, argumenta la entidad, de hacer todo lo necesario "para no acrecentar o facilitar el furtivismo y evitar la improductividad de los bancos marisqueros". A modo de ejemplo propone a la Consellería la creación de "instrumentos financieros y contables que aseguren la viabilidad económica de las cofradías a corto y medio plazo y suavicen el drástico recorte en la financiación de la vigilancia de los bancos marisqueros". Aproamar, que en asamblea celebrada el pasado 26 de diciembre acordó trasladar estos argumentos a Mar, también sale así al paso de "la denegación a siete cofradías del derecho a percibir subvenciones públicas destinadas a la cofinanciación del personal dedicado a la vigilancia de los bancos marisqueros y a los biólogos en sus respectivos ámbitos marítimos".

Fuente:Faro de Vigo

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