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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

Vino, almejas, música confesiones y todos los amigos en la única fiesta que se perdió Merino

Vino, almejas, música confesiones y todos los amigos en la única fiesta que se perdió Merino

El Atlántico de fondo, bañando la “hermosa” Cortegada, el apetito en alerta por la mezcla de sabrosos olores, y el calor húmedo del orvallo de verano. Un escenario incomparable, con palco incluido, para la última fiesta de Joaquín Merino y la única que se perdió, por causas de fuerza mayor. El periodista gastronómico, que falleció en diciembre, no pudo soplar las cuarenta velas de la Ameixa que tanto quiso y de la que fue pregonero. Pero sus amigos se encargaron de que, de alguna manera, este carrilexo de adopción estuviese presente en un acto que sirvió de homenaje póstumo a una figura que colocó en el mapa al bivalvo de Carril y a la Ría de Arousa.

Como si de un diván se tratase, los amigos de Merino se fueron subiendo al escenario de la Alameda uno a uno para disparar recuerdos.

Primero fue Goyo González. El presentador madrileño pisó Arousa por primera vez estos días y quizás “poseído” por el espíritu de Merino se empapó a fondo de “las mejores playas del mundo” y de albariño “que comprobé que no hace crecer”. Fue tanto el empacho que reconoce que “si viviera aquí estaría como Tacho (González)”. Una visita que quiso acabar con una despedida, proclamando a los cuatro vientos la filosofía de un hombre que disfrutó con los cinco sentidos. “Carpe diem, amigo”.

 

Cronista sin igual

Y es que aunque todos definen a Joaquín Merino como un “comedor y bebedor” incansable, lo cierto es que también era un cumplidor. Así lo contó otro de sus amigos, Seso Giráldez, quien compartió con el madrileño muchas cenas “por las tabernas del norte y el sur de la Ría de Arousa”. Una afición que les llevó una noche a Rianxo, cuando Isolina, aunque ya había apagado los fogones, no dudó en prepararles un plato de carne. A los dos días, la receta y su cocinera ya tenían su crónica en el ABC. Aunque los recuerdos más emotivos se quedaron resguardados en el silencio contenido de la mujer que lo compartió todo con Joaquín Merino, Mercedes Pérez. “No puedo decir nada”, sollozó.

Fuente:Diario de Arousa

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