Cuando mojar es cultura
Elena Espinosa disfrutó untando pan con la salsa de las famosas almejas de Carril.
Antes de leer la narración de los hechos que a continuación se exponen, se recomienda al lector vaciar su cerebro de prejuicios y de cualquier interpretación torticera que, aunque inevitable, de verdad que no viene al caso. Porque tan objetivo es el enunciado «la ministra moja» como ese otro que asegura que «la almeja y el berberecho son primos» e incluso aquel que certifica que existe, y con todas las de la ley, una «orde da ameixa» de la que forman parte caballeros y damas -si a estas alturas del texto no está pensando limpio, hágaselo mirar- de la almeja.
Carril, edición número dieciséis de la Festa da Ameixa, sin duda la mejor almeja del mundo. Un veterano mariscador, de nombre Ramón Abelenda, que recibió en el 2006 el título de «parquista honorario», saboreaba una ración a la marinera y aseveraba: «Son as mellores do mundo, sen dúbida; xa se diferencian nada máis velas».
-¿E que é iso que fai tan particular á ameixa de Carril?
-Que medran entre a ría e o río, onde desemboca o Ulla, e iso dálles un sabor moi exquisito.
Junto a Ramón, regando con albariño tan suculentos manjares, el biólogo Arturo Silva certificaba las propiedades saludables del, como explica el diccionario, ’molusco lamelibranquio marino, con valvas casi ovales, mates o poco lustrosas por fuera, con surcos concéntricos y estrías radiadas muy finas; en su interior son blanquecinas y algo nacaradas’. Decía Arturo que, hasta donde él sabe, y sabe, «a nosa ameixa é a que menos colesterol ten».
-¿E a salsa?
-Home, a salsa tampouco, é unha cousa suave.
-Claro, pero as ameixas, a salsa e o pan...
-¡O pan é fibra, non ten colesterol!
Decía en la columna anterior que la ministra «mojaba», y era cierto. ¡Y en público! Elena Espinosa, que asistió al acto oficial, era sorprendida haciendo sopas, barcos o, como dirían en Navarra, untando pan en la salsa marinera. Justo a su lado, escondida debajo de una boina, hacía lo propio la conselleira de Pesca y Grande Mestra da Orde da Ameixa, Carmen Gallego.
-Ministra, ¿entre as ameixas e os berberechos?
-[La ministra pensaba y mojaba] Pois non sei que dicir... Calquera dos dous, pero, se me fas apostar, pois digo a ameixa.
-¿E isto de mollar? Hai quen pensa que non é moi protocolario, incluso algúns o interpretan como unha falta de educación.
Y la ministra cerraba la conversación: «¡Mollar é cultura!». Conclusión: Elena Espinosa moja, y Carmen Gallego también, porque son cultas.
El pregón de la fiesta de exaltación -larguito, pero bien trabajado- lo leyó el presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, Jesús Paz Arias, que dijo que Carril era ayer «a capital mundial do marisco», que las almejas y los berberechos son primos y que «a raíña do marisco» es, sin duda, «a ameixa de Carril».
Paz Arias leyó su discurso arropado por varios integrantes de la Serenísima Orde do Lagariño, otra de esas organizaciones que necesitan con urgencia un traje de verano; la capa resulta demasiado calurosa en agosto. Carmen Gallego se encargó de imponer distinciones y nombramientos, todo muy solemne, con juramento y con lectura de acta. Javier Quintáns fue reconocido como parquista joven; Severino Diz, como parquista de honra; Antonia Seoane, como dama da ameixa; y Juan Augusto Barreiro, como cabaleiro da ameixa. La Ameixa de plata fue para el restaurante Gran Sol y la de oro para Feliciano Davila.
Precisamente, Feliciano protagonizó un lapsus muy simpático cuando dijo: «¡Disfrutade deste gran evento económico, digo... gastronómico!».
Fuente: La Voz de Galicia
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