La toxina obliga a cerrar tres zonas de la ría al marisqueo
La toxina ASP vuelve a obligar a cerrar bancos marisqueros en la ría de Arousa, no así los polígonos de bateas, que están todos abiertos. Ayer permanecían cerradas las zonas dos, tres y cuatro para la extracción de infaunales, lo que representa casi la mitad norte de la ría. Esta circunstancia ya ha tenido las primeras consecuencias. Los mariscadores de A Illa ciñen estos días su actividad a la zona 1, al suroeste del puente, y en Ribeira, A Pobra y Cabo de Cruz tuvieron que alterar el lunes sus planes de trabajo en las concesiones.
Como ocurriera a principios de mes cuando se produjo un cierre similar en la ría para la captura de infaunales, en el sector se quejan del sistema de comunicación que tiene la Consellería do Mar para notificarles el cierre de las zonas de trabajo. Consideran que lo hacen con demasiada premura, de manera que no les dejan margen para avisar a sus socios de los cambios de planes.
En el caso de la cofradía crucense, dado que el área afectada era el arenal de Barraña, el patrón mayor cursó el sábado una solicitud a la Xunta para sustituir el banco afectado por el de Mañóns. El dirigente, Carmelo Vidal, explicó que esta concesión se encuentra en la zona cinco, libre de toxina según el informe de la Xunta. Sin embargo, la sorpresa del responsable fue mayúscula porque, según señaló, los vigilantes del servicio de inspección pesquera que se encontraban en el lugar obligaron a devolver al mar el bivalvo que traían para tierra las productoras, así como el que se encontraba en la lonja.
Al parecer, según comentó Carmelo Vidal, existían sospechas de que también pudiera haber toxina en esta área, aunque anteayer no se decretara su cierre de manera oficial. Incluso en Rianxo, que tienen concesiones en la zona cinco, pudieron extraer y comercializar el producto con toda normalidad Ayer, Cabo de cruz ya recibió autorización para trabajar en Mañóns.
En A Illa de Arousa se produjo el pasado 6 de mayo una situación similar, aunque en su caso con consecuencias más gravosas. Las depuradoras tuvieron que devolver el marisco que habían adquirido en la lonja porque estaba contaminado, con el consiguiente perjuicio económico para los mariscadores. El problema surgió porque el aviso de cierre llegó a última hora de la tarde, cuando se había efectuado la subasta en lonja.
Fuente: La Voz de Galicia
0 comentarios