Unos 120 rañeiros no percibieron el paro por el cierre de Os Lombos
El año pasado, cuando se procedió al cierre «por fuerza mayor» de Os Lombos do Ulla, 413 rañeiros se dirigieron al ISM para solicitar el cobro de la prestación por cese de actividad. De ese total, 126 profesionales se quedaron compuestos y sin paro. El Instituto Social de la Marina informó ayer de que ese fue el número de peticiones que fueron desestimadas al lo reunir los requisitos establecidos para poder acceder a una ayuda pensada para cubrir a los autónomos. A pesar del tiempo transcurrido, esa cifra podría variar: una sentencia del un juzgado de Pontevedra ha dado la razón a un mariscador de O Grove cuya solicitud fue rechazada, avalando su derecho a cobrar la prestación.
El director del ISM en la provincia, Carmelo Castro, no entró ayer a valorar el contenido de la sentencia, si bien destacó que se trata de «un caso concreto». No opinan lo mismo desde Agamar, la organización que ejerció la representación legal del mariscador en cuestión. Desde la asociación confían en que esta sentencia «pionera» no sea la única que venga a dar la razón legal a los profesionales «que se vieron empujados a una situación límite» al no poder ni trabajar, ni cobrar el paro.
Desde el ISM, Carmelo Castro quiso recordar ayer que la prestación por cese de actividad se aplicó el año pasado, por primera vez, al sector del mar. Era una «prestación nova», cuyos procedimientos y excepciones no estaban recogidos ni sistematizados. «O camiño irémolo facendo ao andar», señaló, y reiteró esa idea al afirmar que en un caso como el paro por el cierre de Os Lombos «hai unha casuística moi ampla que se irá resolvendo», explicaba. En ese proceso de «fixar criterios e modificar procedementos» también juegan su papel las decisiones que puedan ir adoptando los juzgados de lo social a los que han recurrido algunos de los afectados.
Los rañeiros no fueron los únicos que el año pasado solicitaron la prestación por cese de actividad. También desde la agrupación de marisqueo de Carril se cursaron 53 solicitudes de las mujeres ante la desastrosa situación en la que se encontraban sus concesiones marisqueras. Todas fueron aceptadas. Y este año, el colectivo ha vuelto a cerrar sus playas ante la mortandad de la práctica totalidad de la almeja tanto en la playa como en la zona del Lombo.
El juzgado avala que un mariscador cobre el paro por el cierre de Os Lombos en el 2013
A principios del 2013, la Consellería do Mar adoptó una medida excepcional. Ante la precaria situación en la que se encontraba el banco de Os Lombos do Ulla, pactó con las cofradías el cierre de esa zona de libre marisqueo apelando a causas «de forza maior». De esa forma, abría las puertas a que los rañeiros pudiesen cobrar el paro, una posibilidad que nunca se había explorado. Quizás por eso, todo el proceso que se llevó a cabo resultó confuso, complejo y plagado de dudas. Tanto es así, que un número significativo de mariscadores que habían entregado el rol y los despachos se encontraron, al cabo de unas semanas, con que ni podían trabajar, ni iban a cobrar por cese de actividad. En ese tesitura se halló un mariscador de O Grove que, asesorado por Agamar, decidió llevar su caso a los juzgados. Ha ganado, al menos, el primer asalto: el juzgado de lo social número 4 de Pontevedra le reconoce el derecho «a percibir la prestación por cese de actividad por el tiempo y cuantía que proceda legalmente».
La dirección provincial del ISM de Vilagarcía se la había denegado al entender que este profesional podría haber seguido trabajando «por poder faenar con otras artes». De nada sirvió la apelación presentada por el grovense contra un certificado de Mar que señalaba que su embarcación «desde el inicio de la campaña marisquera en octubre de 2012 y hasta la suspensión de la actividad por el cierre de la zona marítima de Os Lombos, aparte de para el marisqueo también fue despachada para el arte del percebe».
Los peros de la jueza
Esos argumentos no han convencido a la jueza que ha visto el caso. «Esta juzgadora -dice la sentencia- entiende que el hecho de que la embarcación de la que es titular el actor figurara despachada para el marisqueo y para el arte del percebe no supone, de por sí, que por parte del actor se estuviesen realizando, de hecho, esas otras actividades».
Según la sentencia, ateniéndose a ese criterio debería habérsele denegado el paro a todos los solicitantes, puesto que todos ellos podrían haber seguido trabajando en zonas de libre marisqueo porque «hipotéticamente, al menos, todos podrían faenar en otras zonas de libre marisqueo no afectadas por la declaración de fuerza mayor».
Abunda la jueza en este línea argumental al indicar que «en lo que se refiere a la autorización para el percebe, habría que determinar si la misma es actividad complementaria, secundaria, si efectivamente formaba parte de la actividad de explotación ejercida por el demandante, pues porque aun siendo así la misma podría suponer unos mínimos ingresos complementarios que no tuvieran incidencia o fuera escasa en orden a valorar los totales percibidos».
Aunque contra esta sentencia aún cabe recurso, la asociación Agamar se mostró ayer muy satisfecha. «Nos congratulamos de haber ayudado a conseguir esta resolución judicial que pone negro sobre blanco en una pesadilla que han vivido, por culpa del ISM y la Consellería do Mar, e inexplicablemente con el apoyo de la Federación Galega de Confrarías, cientos de mariscadores». Manuel Maneiro, representante de esta asociación, matizaba la valoración realizada vía comunicado de prensa, pasándola por el tamiz de la difícil realidad que atraviesan los mariscadores. «Estamos satisfeitos por esta sentenza, claro. Pero se tivo que haber esta sentencia foi por todo o caos e todo o despropósito que houbo antes».
Sin soluciones
A juicio del pobrense Manuel Maneiro, todas las administraciones implicadas en la gestión del paro para los mariscadores tras el cierre de Os Lombos do Ulla hicieron gala de falta de visión para solucionar los problemas del sector y también, de una completa carencia de «sensibilidade» con los problemas a los que, desde hace varios años, tienen que hacer frente a diario los profesionales del mar.
Fuente:La Voz de Galicia
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