Una flota que no encuentra su rumbo
Entre que el marisco no abunda y que los precios en las lonjas van a la baja, el sector afronta una época de vacas flacas.
Na lonxa todo son enfados». El patrón mayor de A Illa, Juan Rial Millán, resumía así el tono que está cogiendo la campaña de libre marisqueo en la ría de Arousa. Tras una primera jornada decepcionante, el día de ayer sirvió para certificar que la que acaba de arrancar no será una buena temporada para el sector del raño. Primero, porque el recurso no abunda. Segundo, porque los precios están a la baja.
Sin un rumbo claro, la flota vaga por la ría. El lunes, en Os Lombos do Ulla faenaron 66 barcos. No encontraron el berberecho prometido: aunque hay producto, no da la talla. Así que ayer, el número de embarcaciones que pusieron rumbo al río cayó en picado: fueron 34 las que surcaron las aguas junto a Cortegada. Aumentó el censo de barcos, sin embargo, en O Bohído (de 427 a 445), en Cabío (de 97 a 117) y en otras zonas menores. En estos últimos retales de mar, algunos de ellos olvidados en los años de bonanza productiva, trabajaron el lunes 95 embarcaciones; ayer ya fueron 109. «O ano pasado houbo xente que foi capaz de defender a campaña nalgunha desas zonas», explicaba ayer el patrón mayor de Cambados, Ruperto Costa. Ya hay mariscadores que están pensando en pertrechar sus embarcaciones para buscar en los fondos más profundos almeja roja. Aunque, vistos los precios que este producto alcanzó ayer en las lonjas, tal vez la operación no les salga demasiado rentable. De hecho, el patrón mayor de A Illa, Juan Rial Millán, teme que hoy haya barcos que abandonen esas zonas de trabajo y jueguen sus cartas a la que, por ahora, parece ser la carta más segura, la de O La zona de O Bao parece condenada a realizar este año el esfuerzo productivo que ya hizo durante la última campaña. ¿Será capaz de aguantar? En los puertos apuestan a que no. Todo apunta a que hay menos producto y de menos tamaño que el año pasado. Y con un número creciente de raños trabajando, las perspectivas no son muy positivas. De hecho, hay quien vaticina ya, quizás con el espíritu emponzoñado por la decepción que ha supuesto la apertura, que difícilmente se aguantará hasta la Navidad.Los patrones mayores observan la realidad con un rictus de preocupación en el rostro. Las quejas llueven por todos lados. Y no confían demasiado en que la situación mejore. «Pensabamos volver a falar en novembro, para ver se se podían subir os topes», indicaba ayer el responsable de la cofradía de Cambados, Ruperto Costa. Pero a estas alturas, y visto como ha arrancado la campaña, pensar en aumentar las cantidades de captura parece una quimera.
Fuente: La Voz de Galicia
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