Los parquistas de Carril llevarán al juzgado la nueva orden de tallas de la Consellería do Mar
Apenas unos días antes de la Navidad, los parquistas de Carril verán completamente trastocada su forma de trabajar. A finales de diciembre entra en vigor la orden de la Consellería do Mar que establece las nuevas tallas mínimas de mariscos y pescados, un documento que, por primera vez en mucho tiempo, afectará también a los propietarios de viveros de almeja. La medida, dijo en su día José Luis Villanueva, presidente de la agrupación de parquistas, «o único que vai traer ao noso sector son problemas». Y para intentar evitarlos, el colectivo al que representa está ultimando un contencioso administrativo con el que intentará frenar la orden. De esta forma, se abre un nuevo frente en las ya complejas relaciones entre los propietarios de viveros de Carril y la Xunta de Galicia.
El contencioso no sería el primer intento de los parquistas por frenar la aplicación de tallas mínimas a su sector. En su momento plantearon alegaciones al borrador, reclamando permanecer exentos del cumplimiento de esas normas dado que forman parte del subsector de la acuicultura y no de la pesca extractiva. Sin embargo, «as nosas consideracións non foron tidas en conta», según recuerda José Luis Villanueva. Así que el documento salió adelante tal y como estaba en lo que a los parques se refiere. «Para nós hai tallas, pero non así para o sector do mexillón ou dos peixes», argumenta el presidente de los parquistas carrilexos.
«A Administración está para administrar e para facer cousas xustas, non para facer experimentos nin para utilizar as normas que dicta para perseguir a ninguén», espetaba ayer Villanueva. Insistía, así, en la tesis de que la Consellería do Mar lleva tiempo intentando boicotear los proyectos que el colectivo carrilexo quiere sacar adelante, «afogándonos unha e outra vez». «Nestes momentos, o principal problema que temos como sector é a Administración autonómica, que é completamente insensible aos nosos problemas e ás nosas necesidades».
En otras zonas
La orden que hace obligatorio para los parquistas el cumplimento con las tallas mínimas de la almeja establecía variaciones en los tamaños con los que estas especies pueden ser comercializadas por los mariscadores gallegos -estos sí sujetos a controles desde siempre-. Esa revisión se realizó después de que varias cofradías denunciasen una y otra vez que una especie, la almeja babosa, no lograba desarrollarse lo suficiente en algunas zonas, por lo que era preciso rebajar su tamaño comercial para permitir su salida a los mercados.
Fuente:La Voz de Galicia
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