Quinientos años con los pies metidos en el agua
El documental «Hecho a mano» recorre en doce minutos la historia de los parques de Carril
Bienvenidos a Carril, la cuna de las mejores almejas del mundo. Ese es el mensaje central de Hecho a mano. Historia de un oficio, un documental de doce minutos filmado por Noemí Lois para la Agrupación de Parquistas de Carril. El documental se estrenó ayer por partida doble. Por la mañana se mostró al ojo crítico de los integrantes de la mesa local de Turismo. Y por la tarde, se proyectó para todos aquellos que quisieron acercarse al Gato Negro de Carril.
La película fue rodada en verano, con un sol radiante, en unos días «nos que case se agradecía estar no mar», según señalaba José Luis Villanueva, el presidente de los parquistas. Aún así, las imágenes de los profesionales con las espaldas dobladas y con los raños en ristre ilustran la dureza del trabajo de los cultivadores de almeja. Un oficio que se vuelve más duro a medida que avanza el invierno, y el frío, y la lluvia.
El cultivo del mar arrancó en Carril hace mucho tiempo: quinientos años, según las cuentas que ha echado Ángel Fernández, un profesor del departamento de Historia e Instituciones Económicas de la USC que ha elaborado un estudio para los parquistas carrilexos. Su rostro sale en este documental, enmarcado por las casas de piedra de la Rúa do Franco, de Santiago. Una calle en la que algunos vecinos de Carril, pioneros y modernos, decidieron establecer sus negocios de venta de marisco. Ramona González, la carrileña, fue una de aquellas mujeres que abrió camino a las almejas de Carril y que contribuyó, también, a que O Franco, se haya convertido en una referencia gastronómica en toda Galicia.
Pero el mundo ha dado muchas vueltas desde los tiempos de Ramona la carrileña. Sin embargo, no ha cambiado tanto el oficio. «Somos herederos de quinientos años de tradición y queremos mantenerlo por quinientos años más, elevándolo sobre los problemas. Y lo haremos trabajando la marea de cada día», decía la voz de Villanueva para cerrar los doce minutos de documental. Y es que problemas le sobran al sector de los parquistas. En el reportaje se explica que el primer proceso de legalización de los viveros de cultivo de Carril se inició en 1958 y se cerró en 1961. De aquel proceso salieron un total de 611 parcelas que ahora llevan más de veinte años sumidas en un nuevo proceso de revisión. Las 650 familias que se nutren de estos parques de cultivo se encuentran, dice Villanueva, huérfanas de una seguridad jurídica que permita al sector avanzar hacia la consecución de marcas de calidad que protejan a la almeja de Carril de todas las imitaciones que le salen al paso.
Que son muchas y variadas. Bivalvos de todas las latitudes se cuelgan la etiqueta «de Carril» para tener suerte en su viaje por los mercados. Y eso es algo que los parquistas no quieren que pase, porque les hace daño. Por eso han decidido reivindicarse a sí mismos y a su producto, que bien lo vale. El documental presentado ayer es solo un primer paso en un camino que quieren que sea largo y próspero. Así que no descarten nuevas entregas audiovisuales que tengan a sus protagonistas con los pies mojados por el agua de Carril.
Al reivindicarse como colectivo, al poner su oficio ante las cámaras, al reclamar el protagonismo de la almeja, los parquistas han compuesto un gran vídeo promocional de Vilagarcía. Por eso ayer, los parquistas y la cofradía quisieron mostrar su vídeo a todos los que tienen algo que decir en el diseño de las estrategias promocionales de Vilagarcía: los integrantes de la mesa local de Turismo. De la presentación del documental surgió una idea: que, con las espectaculares imágenes que han reunido varios colectivos, se elabore un gran vídeo para «vender Vilagarcía». La materia prima ya está, solo hace falta que el Concello recoja el guante y la organice.
Fuente:La Voz de Galicia
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