Las mariscadoras de Carril hallan Os Lombos arrasados
Entre las cincuenta apenas extrajeron 5 kilos de almeja y 3 de berberecho en su regreso al trabajo tras 5 meses
Desesperación. Indignación. Tristeza. Incluso resignación y hasta ganas de llorar. Es el cúmulo de sentimientos que ayer desprendían los rostros del medio centenar de mariscadoras de Carril al salir de Os Lombos tras su primer día de faena en cinco meses. La marea era pequeña y el agua le daba por encima de las rodillas. Sus salabardos, prácticamente vacíos después de dos horas y media de trabajo recorriendo cada metro cuadrado del banco marisquero. Pero sus esfuerzos, y también sus esperanzas, cayeron en saco roto. Y es que entre todas las mujeres apenas reunieron cuatro kilos de berberecho, tres de almeja japónica y uno de fina. Es decir, el cupo de una mariscadora lo capturaron entre cincuenta. "Un desastre. No hay nada de nada. Probamos en todas partes, desde los Lombos de Sanxenxo hasta As Quintas", comentaba una trabajadora.
"¿Qué vamos a hacer?" . Esta era la pregunta más repetida en la playa de O Campanario, en Bamio, donde se reunieron las mujeres al término de su catastrófica jornada para abordar la problemática y tomar decisiones. La mayoría apunta a las sucesivas riadas del invierno como la causa de la elevada mortandad en la autorización de la agrupación de a pie en Os Lombos, aunque otras también comentaban que la actividad de los furtivos durante los tres meses de paro de las mariscadoras podría haber contribuido a que la zona extractiva de la desembocadura del Ulla esté prácticamente arrasada.
Por tanto la zona no se ha recuperado en absoluto de los temporales. Un hombre abre su mano y muestra sus capturas: diez berberechos y tres almejas. Entre sus compañeras de faena, ninguna llenaba la lata que llevaba. Todas sabían que no se encontrarían con Os Lombos totalmente regenerados tras unos meses sin trabajarlos, pero tenían la esperanza de al menos cubrir el "pequeño cupo" que se habían fijado: tres kilos de japónica, dos de berberecho y uno de fina.
Debido a la escasez de marisco encontrado, las mariscadoras decidieron juntarlo todo para venderlo conjuntamente y destinar los ingresos a la agrupación.
185 euros de seguro
Aunque la Consellería do Mar autorizó el cese de actividad en las autorizaciones de las mariscadoras carrilexas durante un periodo de tres meses -hasta el 30 de junio-, las mujeres llevan sin trabajar más tiempo, pues en enero y en febrero solo salieron al mar en días contados a consecuencia de los temporales.
Ayer no daban crédito a la situación. "Gastamos más en gasoil y el poner lavadoras", lamentaba una mariscadora. "Yo no cogí ni 50 gramos", apuntaba otra. "La cosa está muy negra", considera la presidenta en funciones de la agrupación, Eva Gil. "Salimos con ciclogénesis y empezamos con ella", decía una compañera en alusión al mal tiempo de ayer.
Una de las mariscadoras más veteranas recuerda que cada mes deben pagar cada una 185 euros de seguro y que ante semejante panorama, los ingresos por la venta de almeja y berberecho no cubren ni los gastos. ¿La solución? Hay voces más resignadas y otras más reivindicativas que se niegan a esperar tiempos mejores mientras en sus casas no entra ni un euro.
Las mujeres depositan en la playa de A Compostela una mínima esperanza para salvar la temporada
»"Lo que tenemos allí no nos llega ni para un mes", auguran » Aprovecharon la catastrófica jornada para labores de siembra
Fuera de la campaña de libre marisqueo (de octubre a marzo), las mariscadoras de a pie de Carril disponen del banco de Os Lombos y del arenal de A Compostela para faenar. Una vez que la desembocadura del Ulla ha resultado un auténtico fracaso al encontrar la zona arrasada tras meses de "descanso", la única alternativa que les queda a las mujeres carrilexas para intentar salvar la temporada es la playa. Pero no las tienen todas consigo. "Yo creo que allí no nos llega ni para un mes y lo que estamos sembrando ahora hay que esperar hasta Navidades para extraerlo", comenta una mariscadora.
Otra compañera es más pesimista y opina que la almeja de A Compostela no llegará para todas. "Tendremos que fijar un cupo muy pequeño y a ver qué pasa", plantea.
Hoy mismo acudirán a limpiar el arenal, que está cubierto de un manto verde de algas. Será para la semana cuando prueben suerte en la retirada de marisco de ese terreno, más alejado de la desembocadura del río y previsiblemente menos afectado por las riadas. Mientras tanto, las mujeres permanecen expectantes, pendientes de si su última baza para no irse a casa con los bolsillos vacíos se va al traste.
El año pasado, las trabajadoras carrilexas faenaron en la playa unos días de julio y todo agosto. "Nos da para un mes por temporada", resume una de ellas. En 2014, solo pudieron ir al mar unos días de enero, antes de Reyes, y jornadas contadas de febrero, a la zona de A Fangueira. "Yo ingresé por el primer trimestre 550 euros", ejemplifica una mariscadora. Teniendo en cuenta que pagan más de 150 euros al mes a la Seguridad Social, los beneficios en este ejercicio fueron mínimos, prácticamente inexistentes.
7.000 euros de inversión
Tras el varapalo sufrido ayer en Os Lombos, las mujeres aprovecharon para realizar labores de siembra en una zona de la ría que prefieren no desvelar para evitar el robo del género. Antes de los tres meses de paro, la agrupación invirtió 7.000 euros en la compra de semilla.
´Tenemos que plantarnos en Mar y exigir una solución´
Sentadas fumando un pitillo o reponiendo fuerzas tomando un tentempié en el aparcamiento de la playa de O Campanario, las mariscadoras de Carril formaban varios corrillos al salir del mar. Eran las dos menos cuarto de la tarde y allí se quedaron hasta casi las tres. Un grupo cargó los sacos de cría y se fue a realizar labores de siembra. Mientras, otras mujeres permanecían frente al cementerio.
Todas coincidían en la necesidad de buscar una solución a la escasez de marisco en Os Lombos, una zona que tradicionalmente presume de ser una de las más productivas de la ría de Arousa. Sin embargo, actualmente se encuentra en horas bajas.
Un pequeño grupo de mariscadoras proponían juntar todas las capturas en un "capacho" y llevarlas a la delegación que la Consellería do Mar tiene en A Rosa (Carril). "Tenemos que plantarnos allí y que nos den una solución", animaba una de ellas.
Cuando las mujeres regresaron de la siembra, se reunieron todas para decidir qué hacer. Por el momento no acudirán a las dependencias de la Xunta y esperarán a la próxima semana a ver qué se encuentran en la playa de A Compostela, su única alternativa tras el batacazo de ayer en Os Lombos.
El miércoles hay marea y será cuando las mujeres carrilexas se desplacen al arenal para comprobar si queda almeja viva de la que sembraron hace unos meses. Ayer, las mariscadoras que no fueron a faenar a la desembocadura del río esparcieron semilla en una pequeña zona de la playa. No pudieron sembrar más debido a la importante presencia de algas. Primero deben retirarlas, pues de lo contrario ahogarían el marisco y el dinero invertido en la siembra se iría a la ruina. Las mujeres prevén acudir hoy mismo a realizar tareas de limpieza en A Compostela.
Juntan las ínfimas capturas para venderlas en lonja
Prácticamente con las manos vacías. Así se fueron ayer a casa las mariscadoras de a pie de Carril tras su primera jornada de faena en cinco meses -aunque fueron tres decretados de paro, los temporales y la mortandad les impidieron en enero y febrero salir muchos días al mar-. La presidenta en funciones de la agrupación, Eva Gil, propuso a las mujeres juntar todo el marisco para venderlo en lonja y destinar la recaudación al colectivo.
Dudas sobre la hoja de ruta a seguir tras el varapalo
En un colectivo integrado por 76 mujeres no resulta extraño que haya diversidad de opiniones. Mientras las mariscadoras discutían qué hacer con los sacos de semilla, la marea iba subiendo y por tanto el margen de tiempo se iba reduciendo. Ante la indecisión, algunas apostaban por aplazar a hoy la siembra, pero la directiva en funciones (hasta el día 26), apoyada por varias mariscadoras, decidió llevarla a cabo ayer, y así se hizo.
Distintas opiniones sobre el destino de la cría para la siembra
Tras salir del mar surgió la disyuntiva del destino de la cría que las mariscadoras tenían para sembrar. Unas mujeres apostaban por esparcir la semilla en una zona, mientras que otras compañeras advertían de que ese lugar estaba repleto de algas y no merecía la pena.
´Llevo trece años en esto y no recuerdo un año tan malo´
Una de las mariscadoras más longevas de Carril no recuerda un año tan malo para el sector como el 2014. "Empecé hace trece años en esto y no hubo algo igual", declara. "Antes cogíamos cinco kilos de japónica cada una. Esta deberían declararla zona catastrófica", plantea.
Fuente: Faro de Vigo
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