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AGRUPACIÓN PARQUISTAS DE CARRIL

El golpe al furtivismo deja imputados por pertenencia a grupo criminal

El golpe al furtivismo deja imputados por pertenencia a grupo criminal

Los detenidos de Mugardos vendían el producto a nombre de un fallecido

Los detenidos en el marco de la investigación impulsada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Ferrol contra la compraventa en la provincia de A Coruña y el País Vasco de marisco ilegal procedente de las rías de Ferrol y O Burgo se enfrentan a una imputación por pertenencia a grupo criminal. Una acusación que se suma a la de delito contra la salud pública -la almeja tenía niveles de coliformes fecales más altos de los permitidos para el consumo- y a otra por falsedad documental, según fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). El operativo arrancó el lunes en Mugardos, Ferrol, Arteixo, Miño y Oleiros y se extendió a San Sebastián, donde se produjeron tres de las trece detenciones que se han efectuado hasta la fecha. Cinco se realizaron en Ferrol y otras dos en Mugardos, mientras que tres están relacionadas con la depuradora de Suevos (Arteixo)

Es el resultado, por el momento, de la bautizada como operación Japónica, que comenzó hace ocho meses a raíz de las pesquisas de la Guardia Civil de Oleiros. Desenlace provisional porque la instrucción continúa abierta y no se descarta que se produzcan más detenciones tras la puesta a disposición judicial de seis apresados el lunes y otros cuatro ayer. Los tres restantes quedaron en libertad en sede policial.

La Guardia Civil confirma que durante el operativo se realizaron registros en los que se descubrieron varias depuradoras ilegales y se incautaron unos 500 kilos de almeja cuando eran transportados para su supuesta comercialización. A esta cantidad habría que añadir otros 1.500 kilos incautados anteriormente. Además, se intervinieron 10.000 euros, varios vehículos, documentación y material informático.

Almejas por 20.000 euros

Así, los investigadores se hicieron con casi dos toneladas de moluscos ilegalmente extraídos que habrían alcanzado un valor superior a los 20.000 euros y que los detenidos trataban de comercializar utilizando los documentos de un parque de cultivo legalmente establecido y activo hasta finales del 2013. Un vivero, ahora precintado, que según fuentes consultadas estaba gestionado por el padre de uno los dos detenidos de Mugardos, defendidos por Víctor Espinosa y Vázquez Vila. Sin embargo, el mencionado progenitor habría fallecido y, al parecer, su hijo y su sobrino empleaban su nombre para dar apariencia legal a la mercancía que vendían.

Como poseían la licencia de compra, ocasionalmente iban a las subastas de las lonjas. Ahora operaban en la depuradora casera situada en el bajo de Mugardos, aunque uno tiene a mayores un negocio de electrodomésticos y el otro un taxi.

También han sido precintadas en el marco de la operación Japónica varias piscinas de la depuradora Demarsusa, en Arteixo, aunque no ha trascendido si las instalaciones clausuradas son gestionadas por la empresa inspeccionada o se corresponden con espacios alquilados a otros intermediarios.

La ría de Ferrol, una gran despensa para el mercado negro

El último golpe asestado a la comercialización ilegal de marisco evidencia, de nuevo, que la ría de Ferrol continúa siendo una gran despensa para los furtivos y los intermediarios que se abastecen de ellos.

¿Cuántos furtivos operan en la zona?

Aunque es imposible dar cifras exactas, fuentes del sector han señalado que en jornadas de buenas mareas y épocas de picos de ventas -como verano o Semana Santa- pueden reunirse hasta 300 personas en un solo día repartidas por diferentes bancos. Ejemplo de ello es que una de las últimas redadas de la Xunta en O Couto (Narón) se saldó con la identificación de cerca de 80 personas.

¿Son todos los ilegales de Ferrol?

La mayor parte sí, de Ferrol y de su zona de influencia más próxima. Pero se ha detectado la llegada de furtivos de otras áreas, incluida la coruñesa de O Burgo.

 

¿Hay un perfil definido?

No. La crisis económica, que castiga Ferrol con especial virulencia, ha diversificado ese perfil. En la marea se puede encontrar gente de todas las edades, hombres y mujeres. Algunos para sacar algo de dinero de manera esporádica y otros que hacen de la esquilmación del recurso una práctica habitual. Estos últimos son alrededor de un centenar.

 

¿Cómo se comercializa lo que extraen?

El furtivismo en Ferrol es, fundamentalmente, de almeja, aunque también se esquilma la vieira o el percebe, por poner algunos ejemplos. Hay un doble canal de venta. Por un lado, aquellas personas que sacan poca cantidad de producto y lo despachan puerta a puerta, en el entorno de áreas comerciales o bien a locales hosteleros de su confianza. Por otro, los que se dedican de forma profesional a esta actividad, que tienen contactos con redes de intermediarios que son los que pueden absorber y colocar la gran cantidad de marisco con el que se surte el mercado negro.

 

¿Es apto este marisco para el consumo?

No. La práctica totalidad de las zonas productivas de la ría de Ferrol son zonas C por la elevada contaminación orgánica de sus aguas. El marisco ha de pasar por un proceso de depuración antes de comercializarse. Si no se hace de ese modo, supone un riesgo para la salud pública.

 

¿Es un fenómeno nuevo?

No. El furtivismo está muy arraigado en la ría de Ferrol y castiga desde hace años al sector legal. Para algunas familias es práctica habitual desde hace tiempo.

«No queremos que coja fama la plaza por esto; solo hay un puesto involucrado»

Las persianas de varios puestos del mercado central de A Magdalena, situado en el emblemático barrio ferrolano, continuaban bajadas ayer. No volvieron a levantarse las del puesto de uno de los detenidos, popularmente conocido como el coruñés, que permanece cerrado desde que la operación Japónica desplegó sus tentáculos. Este intermediario es el dueño de la vivienda de A Cabana registrada palmo a palmo el lunes por la Guardia Civil, que sería un auténtico supermercado del marisco ilegal según diversas fuentes del sector. Allí entraban y salían supuestamente multitud de personas cargadas de bolsas de plástico rebosantes de almeja. Y últimamente, según apuntan las mismas fuentes, eran los propios coches los que accedían directamente al inmueble para no dejar pistas de la mercancía con la que lo abandonaban. «Lo de esa casa era un escándalo desde hace años; esto tenía que salir», declaraban ayer personas que dicen haberlo vivido muy de cerca.

En la plaza de abastos se respira un ambiente agridulce. Agrio por lo cercano de un suceso que golpea de lleno a gente conocida, pero también dulce para aquellos vendedores que dicen estar en regla con la ley. «Pagamos nuestros impuestos, y por eso vendemos el marisco a un precio que no puede competir con el que tenían ellos», cuenta una de las placeras. Sin embargo, son varias las voces que precisan que el coruñés no dispensaba marisco ilegal dentro de la plaza. «En su mesa siempre le vi todo etiquetado, aunque tenía más cantidad que el resto. Siempre movía grandes cantidades», indican otros placeros.

Controles a rajatabla

 Y es que el miedo a las inspecciones de la Xunta está muy presente entre los vendedores. «Revisan todo y no queremos problemas. De hecho, los furtivos venían a ofrecer marisco a las mesas muchísimo más antes que ahora», señalan. En lo que coinciden es en que este problema es una cadena. «Empieza desde arriba y no desde abajo. Si permiten que los puestos se alquilen para sacar beneficio por otro lado sin necesidad de trabajar y no se actúa cuando sabemos que esto ocurre desde siempre, acabamos así», esgrimen. Lo que les duele es que el mercado se conozca por este caso. «Solo hay puesto involucrado», destacan.

Fuente:La Voz de Galicia

 

 

 

 


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