Mar zanja dos décadas de conflicto con la concesión definitiva para 1.100 parquistas

Los titulares de los parques de cultivo de Carril viven desde hace un par de décadas con las dudas propias de la provisionalidad de sus títulos. Desde ahora, casi 1.100 van a poder presumir de la concesión definitiva, concedida por la Consellería do Medio Rural e do Mar.
Disfrutarán de este reconocimiento en cuanto se apruebe el correspondiente Decreto, cuyo borrador fue remitido ya al sector "con el fin de lograr el máximo consenso posible" y así conseguir, a la postre, una regularización del colectivo que permita su continuidad y desarrollo.
Es, en cierto modo, algo parecido a aquel otro proceso que puso en marcha también el actual gobierno autonómico para colocar los "contadores a cero" con las concesiones de las bateas de mejillón. 
En este caso la medida se aplica a los parques de cultivo carrilexos, de tal forma que sus legítimos propietarios van a serlo desde ahora con todas la consecuencias, pero también con todos los beneficios y garantías, pues es cierto que van a tener que pagar el canon correspondiente, pero también que van a disponer de una concesión definitiva que, por ejemplo, les permita pedir una hipoteca.
Se pone fin así a un largo proceso, al menos para esos parquistas, mientras que siguen pendientes de resolución una treintena de expedientes más, que todo parece indicar que acabarán logrando también la concesión definitiva.
El proceso
Para hacer realidad la culminación de este largo y tedioso proceso han empezado a remitir los borradores a los titulares provisionales, informándoles de que el nuevo Decreto sustituirá al que actualmente está en vigor.
Tales borradores son enviados por la propia consellería, que dirige Rosa Quintana y tiene a Juan Carlos Maneiro como secretario xeral. Y ambos se han implicado personalmente en esta regularización.
Este proceso, que debe entenderse como la exposición pública del nuevo decreto, marca de plazo hasta el 9 de agoto para presentar las alegaciones o aportaciones precisas.
Transcurrido ese plazo, y una vez formalizado el decreto, éste "regulará la situación administrativa de la titularidad de las parcelas otorgando la concesión definitiva para el desarrollo de la actividad, y reconociéndose por tanto los títulos que amparan el desarrollo de la acuicultura en los parques de cultivo de Carril a los titulares actualmente provisionales", explican en Mar.
Ley de Pesca
El mismo decreto va a regular las condiciones de concesión de las explotaciones declaradas vacantes, siempre de acuerdo con lo establecido por la nueva Ley de Pesca de Galicia y tratando de dar respuesta "a la información recogida a lo largo del tiempo sobre estos parques".
Evidentemente, en el departamento que lidera Rosa Quintana apuntan que el procedimiento de concesión definitiva también va a ajustarse "a los criterios técnico-jurídicos" que avalan la reordenación de los viveros. Y se hará así "para mejorar sustancialmente su potencial productivo".
Lo que no se conoce aún, pero está ya en fase de redacción, es el reglamento en el que se contemplen las condiciones de utilización de los parques, tratando de sentar las bases de su explotación desde el punto de vista comercial y de acuerdo a la legislación en materia de sanidad animal y salud pública, evidentemente sin dejar de lado la búsqueda de la rentabilidad económica. 
A este respecto se aboga incluso por incorporar nuevos métodos y tecnologías que incrementen el potencial de los cultivos, y que al mismo tiempo contribuyan a "salvaguardar la calidad de los moluscos de Carril".
La Comisión Europea vuelve a reconocer la eficacia y fiabilidad de los métodos analíticos de biotoxinas
La Comisión Europea (CE), quizás forzada por los intereses de terceros países, puso en tela de juicio la eficacia del sistema analítico de biotoxinas marinas desarrollado en Galicia. Ocurrió cuando, lejos de apoyarlos, permitió la imposición de un sistema químico que, interesante pata ciertos laboratorios, sustituía al método biológico aplicado desde hace décadas, el del bioensayo en ratón. Pero en realidad la fiabilidad del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) siempre fue máxima, por eso ahora, incluso tras tener que adaptarse a las nuevas exigencias europeas, este centro ubicado en Vilaxoán (Vilagarcía) sigue siendo una referencia incuestionable para la CE.
Así queda patente cuando las altas instancias europeas eligen al Intecmar para formar a técnicos turcos en la ejecución del control oficial de la producción y comercialización de los moluscos.
En la propia Xunta, que no obstante evita polemizar, destacan que la CE escogió a Intecmar para impartir tal formación, "lo que es una muestra del alto nivel de Galicia en la aplicación del programa de control".
Lo que se hizo en el centro que dirige Covadonga Salgado fue mostrar a los turcos cómo funcionan los sistemas analíticos de biotoxinas, pero también los de metales pesados y tantos otros elementos que pueden afectar a las aguas y perjudicar a los moluscos. 
El personal del Intecmar explicó a los visitantes desplazados a Galicia esta semana todas las fases del proceso, permitiéndoles conocer, por ejemplo, los trabajos de muestreo en el agua, "para determinar las condiciones oceanográficas y los recuentos de fitoplancton", y también todo lo relacionado con el estudio y examen de los moluscos infaunales –en bancos naturales– y de los bivalvos cultivados en bateas, como son el mejillón y la ostra.
Explican en la Consellería do Medio Rural e do Mar que los técnicos desplazados desde Turquía pudieron seguir de cerca la actividad extractiva en los propios viveros flotantes, al igual que comprobaron el trabajo de las mariscadoras de a pie. 
Ya en el interior del edificio ubicado en el muelle vilaxoanés pudieron familiarizarse con los procesos analíticos de los departamentos de Oceanografía y Fitoplancton, de Biotoxinas Marinas, Microbiología, Organoclorados, Metales Pesados y con el departamento de Hidrocarburos.
Se completa la visita, y el proceso de formación, con el estudio del trabajo efectuado en depuradoras y lonjas.

Fuente:Faro de Vigo