Mar plantea que sean las cofradías quienes gestionen el libre marisqueo

La propuesta ha sido recibida con frialdad por el sector arousano

La conselleira Rosa Quintana ya había esbozado en el Parlamento la idea de que hay que cambiar el modelo de gestión de los bancos de libre marisqueo. Y ayer, esa propuesta fue trasladada oficialmente a los patrones mayores de la ría de Arousa. En un encuentro celebrado en el Intecmar, representantes de la Administración propusieron a los pósitos que «a partir de agora, as confrarías nos fagamos cargo desas zonas», según explicó uno de los asistentes a la cita. Desde la Consellería do Mar dicen que a los pósitos se les planteó la necesidad de reflexionar «sobre os beneficios que tería unha xestión conxunta, a través de un plan de explotación, das zonas de libre marisqueo». Al sector le correspondería encargarse de elaborar, coordinar y pactar aperturas, cierres, y planes de trabajo, siguiendo el modelo ya en vigor en otras rías. Pero la de Arousa no se parece a ninguna de ellas. Ni por tamaño, ni por volumen productivo. En Arousa habría que armonizar los intereses de las doce organizaciones que gestionan ya sus autorizaciones y concesiones, y que, pese a afrontar muchos problemas comunes, tienen sus particularidades.

El planteamiento realizado ayer por los responsables de la Xunta ha sido recibido con frialdad por el sector arousano. Algunos de sus portavoces consideran que la Administración intenta deshacerse de unos bancos de libre marisqueo que le están ocasionado muchos quebraderos de cabeza.

El modelo, en vigor el próximo año

Aunque, en teoría, ayer solo se abrió un debate, la jefa de servicio de Xestión dos recursos marisqueiros, Elisa Gago, indicó a los patrones mayores que esta nueva forma de gestión comenzaría a aplicarse ya el próximo año, lo que obligaría a las cofradías a trabajar contrarreloj para poder presentar los planes correspondientes. La Xunta ofrece «toda a colaboración e asesoramento». Pero ni con esas, dicen los pósitos, el proyecto podrá prosperar.

 

Fuente: la Voz de Galicia