Los mariscadores detectan una "elevada mortandad de almeja" a causa de las riadas
Parece que lo han constatado tanto los parquistas de Carril como quienes trabajan a pie y a flote en bancos próximos a los ríos Ulla y Umia -Alertan de que las escorrentías arrastraron ceniza sobre zonas productivas
Las intensas precipitaciones de las últimas semanas y la espectacular crecida de los ríos -especialmente llamativa en el Ulla y el Umia- ha propiciado un incremento notable de la cantidad de agua dulce depositada en la ría. Esta circunstancia, unida a la aparición de ceniza arrastrada sobre los bancos marisqueros a causa de las escorrentías en las zonas afectadas por los incendios, parece haber provocado una "elevada mortandad" de bivalvos, especialmente de almeja.
Así lo aseguran tanto titulares de los parques de cultivo de Carril como mariscadores de a pie y de a flote que suelen faenar en bancos productivos próximos a las desembocaduras de los ríos más caudalosos.
Estos profesionales del sector explican que "los daños están aún por determinar", pero también pronostican que serán "muy importantes".
Parece que la situación resulta especialmente grave en los parques de cultivo carrilexos. El titular de varios de ellos esgrime que en los últimos días no quiso inspeccionar el estado real de los mismos "porque hay demasiada agua dulce y remover el fondo en estas condiciones es todavía peor". Pero a la espera de revisar su producción -pretende hacerlo entre hoy y mañana-, asegura que "ya hay indicios suficientes de una gran mortandad de almeja babosa".
Hay otros parquistas que se temen lo peor y hablan incluso de una pérdida total de la campaña, convencidos de que "la enorme cantidad de agua llegada a la ría dulce ha acabado con todo el marisco".
Como queda dicho, también en otras zonas de la ría parece apreciarse una considerable reducción de la salinidad, de ahí que se escuchen voces de preocupación entre socios de cofradías de pescadores como las de Rianxo, Cambados y O Grove, la primera de ellas con bancos afectados por ríos como el Té y el Ulla, y las otras dos a merced de ese segundo cauce fluvial y del Umia, que en los últimos días se desbordó en varias ocasiones.
La venta de bivalvos arranca el año lastrada por la caída del berberecho y con un repunte de japónica, rubia y fina
El desplome de la producción del berberecho, que como se informaba ayer en FARO resulta especialmente notable en los bancos de libre marisqueo, marca y lastra el arranque del presente ejercicio en la ría de Arousa, en lo que a venta de bivalvos en lonja se refiere.
Por el contrario, si se comparan los resultados -aún provisionales- con los obtenidos en los primeros compases de 2017, también se aprecia un repunte de especies como la almeja fina, la rubia y la babosa.
Del berberecho puede decirse que en los dos primeros meses de 2017 había generado ingresos en lonja cercanos a los 300.000 euros, tras la comercialización de 109 toneladas de producto; y sin embargo en el mismo periodo de 2018 el sector despachó apenas cinco toneladas de este bivalvo, para ingresar por ello unos 20.000 euros.
Sin embargo, si se compara lo sucedido en los mismos periodos con la almeja japónica, hay que reseñar que pasó de 153 a 212 toneladas, y de 1,2 a 1,8 millones de euros; mientras que la fina subió de 25 a 31 toneladas y de 650.000 a 797.000 euros.
En cuanto a la rubia, inicia el año con 53 toneladas y 346.000 euros facturados en las lonjas arousanas, frente a las 37 toneladas y 278.000 euros alcanzados en los dos primeros meses de 2017.
La babosa, por el contrario, sale perdiendo en este arranque de ejercicio, ya que baja respecto al año pasado de 57 a 41 toneladas y de 860.000 a 481.000 euros. Al igual que cae el relojito, de 39 a 32 toneladas y de 87.000 a 57.000 euros.
Dicho esto, y volviendo al principio, no cabe duda de que el berberecho, o mejor dicho, su ausencia, merma notablemente el volumen de descargas, de ahí que entre todas las especies citadas se vendieran 423 toneladas -por importe de 3,4 millones de euros- en enero y febrero de 2017 y que solo fueran 376 toneladas en enero y febrero de 2018.
Lo positivo para el sector, al menos, es que se están marcando mejores precios, de ahí que los ingresos este año, a pesar de disponer de menos cantidad de producto, sean superiores y se eleven hasta los 3,5 millones de euros.
Del berberecho puede decirse que en los dos primeros meses de 2017 había generado ingresos en lonja cercanos a los 300.000 euros, tras la comercialización de 109 toneladas de producto; y sin embargo en el mismo periodo de 2018 el sector despachó apenas cinco toneladas de este bivalvo, para ingresar por ello unos 20.000 euros.
Sin embargo, si se compara lo sucedido en los mismos periodos con la almeja japónica, hay que reseñar que pasó de 153 a 212 toneladas, y de 1,2 a 1,8 millones de euros; mientras que la fina subió de 25 a 31 toneladas y de 650.000 a 797.000 euros.
En cuanto a la rubia, inicia el año con 53 toneladas y 346.000 euros facturados en las lonjas arousanas, frente a las 37 toneladas y 278.000 euros alcanzados en los dos primeros meses de 2017.
La babosa, por el contrario, sale perdiendo en este arranque de ejercicio, ya que baja respecto al año pasado de 57 a 41 toneladas y de 860.000 a 481.000 euros. Al igual que cae el relojito, de 39 a 32 toneladas y de 87.000 a 57.000 euros.
Dicho esto, y volviendo al principio, no cabe duda de que el berberecho, o mejor dicho, su ausencia, merma notablemente el volumen de descargas, de ahí que entre todas las especies citadas se vendieran 423 toneladas -por importe de 3,4 millones de euros- en enero y febrero de 2017 y que solo fueran 376 toneladas en enero y febrero de 2018.
Lo positivo para el sector, al menos, es que se están marcando mejores precios, de ahí que los ingresos este año, a pesar de disponer de menos cantidad de producto, sean superiores y se eleven hasta los 3,5 millones de euros.
Fuente: Faro de Vigo
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